viernes, 14 de diciembre de 2007

La Imagen Digital: El Mapa no es el Territorio

texto preparado para le foro de HIPERTRÓPICO, por: lilo y carlos

TODA EXPERIENCIA VISUAL SE ALOJA DENTRO DE UN COGNTEXTO DE ESPACIO Y TIEMPO..... E. GOMBRIGH

En toda su historia el hombre a tratado de encontrar diferentes formas de recrear su pasado en su presente, como una manera de articular una memoria que le permita re-presentar los acontecimientos vividos. Desde las primeras pinturas Rupestres hasta la creación de hologramas, las diferentes técnicas de representación se han utilizado para desafiar las inexorables imposiciones del espacio/tiempo que nos delimitan como humanos El arte, sin duda, en cualquiera de sus formas, ha cumplido y cumple, un papel fundamental en esta búsqueda de superación del espacio y restitución del tiempo.

Es por esto que el sentido de lo virtual en el arte no nace con la creación de los computadores, es un asunto que está presente ya, casi desde el comienzo de nuestra historia y que se ha ido perfeccionando con el avance y las investigaciones científicas y tecnológicas a través de nuestra historia. En las pinturas rupestres se invocaba por medio del ritual al animal, los egipcios construyeron pirámides con la idea de que fueran espacios para “vivir la eternidad”, en la antigua Grecia se hacían cuidadosas réplicas de esculturales cuerpos sanos y bellos en las actividades más representativas, en la edad media se re-creó a Dios y todo su mundo celestial lo que determinó un imaginario cultural religioso imperante; pero, sólo hasta el renacimiento con la invención de la perspectiva, se estableció matemáticamente mediante líneas una distribución tridimensional en el espacio bidimensional que ofrecía una imagen más exacta de la realidad; desde aquí hasta nuestros días lo que se ha buscado es el perfeccionamiento de este planteamiento, primero con el nacimiento de la fotografía y luego mediante avances digitales. En el nuevo arte digital, interactivo e hipertextual no se trata ya de darle forma a la materia, del trazo físico del gesto, del cuerpo del artista, sino de trayectos de imágenes en movimiento que transcurren en una temporalidad determinada.

¿Acaso la Capilla Sixtina o las Cuevas de Altamira no son verdaderos espacios de virtualización de un concepto?, son espacios que envuelven al espectador hechos para que se vincule emocionalmente, de esta manera el arte en sí nace en una atmósfera virtual propia. Es por esto que el paso de la información, sean imágenes o no, a unos y ceros o logaritmos de computadora, se re-significa como una herramienta más para la utilización y la construcción se sentido desde las diferentes disciplinas.
Una imagen digital es el resultado visual de un proceso por el cual el cálculo matemático efectuado por un computador sustituye la función que tiene la luz en los soportes químicos –fotográficos- y electrónicos –video-, por medio de programas específicos, desde los que se puede crear, inventar un mundo, una manera de pensar, manipular sonidos y tiempos de un modo, que solo existe en la mente del creador y lo que obtenemos es una simulación de algo, un simulacro. Éste es el principio de lo que conocemos como realidad virtual.
Cualquier imagen es susceptible de ser manipulada, tarjetas capturadoras, cámaras digitales y scanner con programas específicos para PC son algunos de los instrumentos que nos lo permiten en una era en la que toda la información se encuentra mediatizada. El retoque fotográfico arruina definitivamente la teoría de la fotografía pura y la transparencia ante la realidad que registra. Toda imagen fotográfica puede ser puesta bajo sospecha. Asistimos definitivamente al nacimiento de un arte de la simulación, en este punto es importante pensar en las palabras de Baudrillar: “ simular es imitar, representar algo que está ausente. Ausencia Presente que cuestiona la diferencia de lo “verdadero” y de lo “falso”, de lo “real” y de lo “imaginario” ”.
Todas las diferentes técnicas de re-presentación cada vez más realistas, se preocupan por re-crear réplicas cada vez más perfectas de la realidad física, basando su estructura en modelos ideales que ofrecen los mass media en el imaginario colectivo, implican siempre modos de ver particulares. La obra virtual al igual que la pintura o el video arte, tiene su origen en la sensibilidad y en la conciencia del artista, al igual que la percepción del espectador se ve afectada por sus referentes culturales y su libre interpretación, así la subjetividad es inherente a toda re-presentación, llamémoslo obra, que en su sentido más literal no tiene sentido si para re-presentar, no se pasa primero por un proceso de re-construcción y una de-construcción del mismo para poderse acercar al conocimiento.

Diego Levis en su libro “Arte y Computadoras” dice: “la computadora no solo sirve para modelar imágenes, sino que permite crear simulaciones en cuatro dimensiones –las tres espaciales más el tiempo- las mismas con las cuales percibimos la realidad. Esto supone una maleabildad del tiempo en la representación que, unido a los sitemas informáticos de crear entornos artificiales inmersitivos, rompe con el marco rectangular en el que acostumbran refugiarse la mayor parte de las artes visuales y las artes escénicas ”. En esta perspectiva una obra de arte interactiva está dada en un tiempo sin temporalidad que no es memoria de nada, pues carece de una corporeidad que nos hable de su autor, se confunde con el espacio sin territorio que –no- ocupa, las imágenes pasan fugaces por la pantalla como sentidos de una existencia efímera, su sonido nos invade como el resto de imágenes y mensajes que nos rodea día a día, en una fracción de tiempo que no podemos, como en la fotografía análoga, capturar.
A este nivel la tecnología no puede ser sólo una herramienta sino que debe ser un vehículo de conciencia que ayude a transitar caminos y no que nos los rebele, desde todo punto creativo, en la invención de obra plástica.





Los medios de comunicación nos dicen que estamos en una cultura que adora el cuerpo fortalecido por medio de la gimnasia, y quizá sea cierto, hombres musculosos y supermodelos son objeto de nuestro deseo, el cine a menudo nos muestra transformaciones de cuerpos que trascienden lo humano para convertirse en fusiones tecnológicas por medio del computador, las prótesis, las cirugías estéticas, el tatuaje cosmético nos están obligando a perder el cuerpo para entrar en una “cibercultura”, en la cada vez más gente pasa sus días en una “observación estética” desplazando datos en una pantalla que nos lleva a pensar en una sensación de incorporeidad bien expresada en una frase de la artista de performance Laurie Anderson: “estoy en mi cuerpo de la misma forma en que la mayoría de la gente conduce sus coches” . Con esta alienación también llega un odio al cuerpo, una combinación de desprecio hacia la incómoda carne que representa un factor limitante en los ambientes tecnológicos. Alrededor de estos conceptos, son muchos los artistas que trabajan una obra plástica que va desde la interacción, la manipulación digital, la hipertextualidad (desde el PC) hasta la performance, quiero referenciar especialmente a la artista francesa Orlan.

El mito de la belleza constituye la base de la crítica que hace Orlan, la industria de la belleza y el consumismo han hecho en el último siglo una fantasía perniciosa que para muchas mujeres es sinónimo de obsesivas dietas, desórdenes alimenticios, operaciones de cirugía estética y toda una gama de ritos iniciáticos masoquistas, que han convertido los modelos de belleza en una estructura “posthumana”. El arte del cuerpo que vemos iniciado en muchos artistas de los 90’s hasta hoy es un reducto se inicia en los 70’s con el “bodyart”, que reflexiona sobre la fisión de lo digital, la creación de cánones de belleza y la modificación quirúrgica del cuerpo. Desde 1990 Orlan se practica operaciones – performances en las cuales ha modificado su apariencia muchas veces en función de un ARTE CARNAL. El cirujano y la enfermera llevan trajes de diseñadores, la sala de operaciones está adornada en un estilo Kitsh, solo tiene anestesia local de modo que puede pronunciar sus irreverentes discursos, -HE DONADO MI CUERPO AL ARTE, -EL CUERPO NO ES MÁS QUE UN DISFRAZ- … en unas de sus operaciones se siguió el acontecimiento vía satélite y se podía ver por internet así ella se comunicaba con las personas por medio de un chat, por teléfono y fax. Insiste en que es una feminista que su arte, “cuestiona los cánones de belleza impuestos por la sociedad, al hacer de la cirugía un uso diferente del que hacen las demás pacientes habituales” , dice también: “ el quirófano se convierte en mi taller artístico, desde que soy consiente de producir imágenes, de hacer una película, un video, fotografías, dibujos con mi sangre, relicarios con mi grasa y mi carne, una espacie de “santos sudarios” y objetos que después se expondrán. Estas obras intentan ser autónomas en distinto grado…”
Sus primeros trabajos son por medio de la imagen digital, transformando su rostro hasta ya, posteriormente, pasar a las cirugías-performance para continuar siempre desde el órden de lo virtual a lo real.

“La materia de base que yo utilizo, EL CUERPO, está modificado y pasa por un momento catártico, el de la acción donde es propulsado por el pensamiento y la decisión creada..”

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